Conócenos mejor
La pasión y el conocimiento del sector nos viene de familia.
Recuerdos que nos remiten al brillo del oro y los reflejos de las gemas engarzadas en las joyas de las señoras, a las pinturas y obras del arte que, muchas veces, tal y como llegaban a casa se marchaban hacia otro lugar, a mi padre abriendo el maletero del coche siempre abarrotado de cosas, a cada cual más pintoresca.
Bellos muebles de madera taraceada, relojes que sonaban sin parar, aquella cama de bronce de mi hermana que parecía de princesa, juguetes que no me dejaban tocar para que no los rompiera, y también objetos sin mucho valor pero cargados de rareza que, en aquel mundo sin internet, hacían abrir los ojos a un niño deseoso de descubrir cosas nuevas.
Vivencias que me convirtieron en un coleccionista atípico, ecléctico sería la palabra, ya que, debido a ese afán de conocimiento, me interesaba lo más inusual, variado y exótico de áreas muy diversas y heterogéneas.
Desde una máscara antigás de la Primera Guerra Mundial, una hucha antigua del Domund, una caja de música y una escultura de bronce en miniatura hasta un cerillero de principios de siglo, una pieza modernista, un reloj Casio con uno de los primeros juegos de fútbol o un pin francés que emitía luces rojas y todavía no soy capaz de recordar dónde perdí.
Una afición que he cultivado con el tiempo y a la que también ha contribuido decisivamente mi obsesión por conocer otras culturas, y esa pulsión, siempre latente, por investigar, rastrear y profundizar al máximo en la historia y en la época de los objetos que nos llegan del pasado sin perder de vista los que hoy son actuales y mañana se convertirán en clásicos.